Nuevamente amanece, el sol nace día a día,como una vida ya consumida que aún sigue brillando con todas sus fuerzas.
Me despierto inevitablemente, y lo que me espera, es volver a vivir el mismo sueño, la misma rutina, los mismos problemas, que parecen como un pozo sin fondo, una secuencia incansable.
Los días y horas pasadas, son la misma senda conocida y ya recorrida, marcada de largos pasos e imborrables huellas...
Sin embargo, mis sentidos me avisan, me hacen sentir de aquella presencia que siempre nos sigue,nosotros podemos sentirla, pero lógicamente ignoramos incluso preferimos no hablar de aquello que no podemos ver ni tocar y por desgracia, la razón que domina este mundo, hace que no creemos en nada a no ser que sea demostrable; también el exceso de las cosas nos han cegado totalmente, la ignorancia es sustituida por la pereza de no tener que pensar o por lo menos inclinarse un poco ante la curiosidad de saber de qué podría tratarse de aquello que tanto nos produce angustia o nos parece siniestro.
De todas formas seguiré preguntándome: ¿Cómo pudimos caer tan bajo?, ¿acaso es este mundo donde queremos vivir realmente?, ¿y si nuestra existencia nunca habría tenido lugar? ¿ Cómo habría acabado eso?, ¿las cosas seguirían pegadas a las raíces de la existencia tal como la hemos conocido desde tiempos remotos?.
Lo único que tenemos entre las manos es nuestra conciencia, hagamos uso de lo poco que queda de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario